Oseas  5 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 15 versitos |
1

Sentencia sin apelación: no vale el culto
Jr 7,21-28: Am 5,18-27

Escuchen esto, sacerdotes;
presten atención, israelitas;
escuchen, los de la casa real:
Es contra ustedes la sentencia.
Porque fueron trampa en Mispá,
red tendida sobre el Tabor,
2 y fosa cavada en Sitín.
Yo los castigaré a todos.
3 Yo conozco a Efraín,
Israel no me es desconocido;
si tú, Efraín, has fornicado,
Israel está contaminado.
4 Sus acciones no los dejan
convertirse a su Dios,
porque llevan dentro
un espíritu de prostitución
y no conocen al Señor.
5 La arrogancia de Israel
lo acusará a la cara,
Efraín tropezará en sus delitos,
también Judá tropezará con ellos.
6 Con ovejas y vacas
irán en busca del Señor,
sin encontrarlo,
porque se ha apartado de ellos;
7 engañaron al Señor
y tuvieron hijos bastardos,
y ahora un intruso
les comerá sus campos.
8

No valen las alianzas
Is 30,1-7; 31,1-3

Toquen la corneta en Gabá,
la trompeta en Ramá,
lancen el grito de guerra en Bet-Avén:
¡Que te persiguen, Benjamín!
9 Efraín se espantará cuando lo acusen.
Es seguro lo que proclamo
contra las tribus de Israel.
10 Los príncipes de Judá son
como los que corren
los límites de los campos,
sobre ellos derramaré
mi enojo como agua.
11 Oprime Efraín, quebranta el derecho,
está empeñado en seguir la idolatría.
12 Pero yo soy polilla para Efraín,
carcoma para la casa de Judá.
13 Cuando vio Efraín su enfermedad
y Judá su llaga,
fue Efraín a Asiria,
mandó mensajeros al emperador,
pero él no puede sanarlos
ni sanar su herida.
14 Porque yo seré león para Efraín,
leoncillo para la casa de Judá.
Yo mismo despedazaré la presa
y me iré,
la llevaré sin que nadie la salve.
15 – Voy a volver a mi puesto,
hasta que reconozcan sus culpas
y acudan a mí, y en su angustia
madruguen en mi búsqueda.

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Introducción a Oseas 

OSEAS

Época. Según el título del libro, el profeta Oseas, hijo de Beerí ejerció su actividad en el reino del Norte, durante el reinado de Jeroboán II (782-753 a.C.). Jehú, jefe militar de una guarnición, se levantó a vengar violentamente los crímenes pasados y selló la venganza haciendo asesinar a Jezabel en el campo de Yezrael -con matanzas criminales vengó crímenes pasados-. Fundó una vigorosa dinastía que contó cinco reyes y duró cien años (841-753 a.C.); el penúltimo rey de esta dinastía fue Jeroboán II. Durante su reinado restableció las fronteras nacionales, desde el Paso de Jamat hasta el Mar Muerto, sometiendo de nuevo el reino transjordánico de Moab.
Con la paz vino la prosperidad, y con ella graves diferencias sociales, lujo, confianza en los bienes de la tierra, corrupción de costumbres. Pero también cultivo de las artes: con dependencia extranjera en las artes plásticas, con soberana maestría en la literatura. En este siglo comienza una edad de oro literaria -al menos una época clásica- que culminará con Isaías, y que cuenta con poetas tan importantes como Amós y Oseas, y magníficos narradores como los autores de tantas páginas incorporadas en el libro de los Reyes.
A la muerte de Jeroboán II comienza la rápida decadencia del reino del Norte. En treinta años se suceden cuatro dinastías por asesinato y usurpación. El reino dejó de existir en el 722 a.C. El título del libro, con su cronología parcial, da a entender que la actividad de Oseas continuó tras la muerte de Jeroboán II; de hecho en sus páginas se reflejan los cambios violentos de dinastías. No sabemos si el profeta llegó a contemplar la destrucción de su patria.

Temas de su profecía.
Oseas es sobre todo un profeta acusador. El pecado capital que denuncia es la infidelidad al Señor, presentada como fornicación, prostitución y adulterio. Esa infidelidad se muestra ante todo en el culto de los ídolos, con sus altares y sacrificios, las consultas a los adivinos, los cultos de fertilidad y la prostitución sagrada. Otra forma de infidelidad son las alianzas políticas, especialmente con Asiria y Egipto cuyo poderío militar y político ocupa el puesto de Dios. Sus consecuencias son la dependencia económica, tributos onerosos, y al final la represión y la deportación (7,8-12; 8,9s).
En sus profecías se puede resaltar la denuncia a la confianza del pueblo en sus fortificaciones militares y en sus riquezas (8,14; 11, 13s; 12,9); su ambición, con sus secuelas de usurpaciones, la inestabilidad política, y la debilidad del rey (7,3-7; 10,15; 13,10s). Finalmente, aunque con menos desarrollo que en otros profetas, denuncia las injusticias sociales (4,1s; 6,6.8s; 7,1; 10,12s).

Mensaje religioso. Domina en la predicación de Oseas la articulación pecado-castigo, muchas veces con la correspondencia inspirada en la ley del Talión: porque rechazan son rechazados, por olvidarse serán olvidados, una infidelidad engendra otra, los cultos de fertilidad producen esterilidad, la paloma atolondrada cae en la red, la novilla atrae el yugo, el arco falso provoca la espada certera. A veces se enuncia genéricamente (5,5; 7,2), y en forma de aforismo suena así: «Siembran vientos, cosechan tempestades».
Sin embargo, esta «ley del Talión» no es la última palabra del Señor; su amor es su última palabra, y porque sigue amando habrá salvación. Es más, el perdón está concedido antes de que el pueblo se convierta. Esta inagotable paciencia y fidelidad de Dios a su pueblo viene expresada en la imagen más importante del libro: el símbolo conyugal con que Oseas representa las relaciones de Dios con su pueblo.
Quizás el amor inquebrantable a su esposa infiel, le hizo al profeta penetrar en el misterio del amor de Dios a su pueblo. Dios es como un esposo, celoso pero paciente, siempre tendiendo la mano y esperando que su pueblo le corresponda con la fidelidad de una obediencia amorosa.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Oseas  5,1-7Sentencia sin apelación: no vale el culto. Esta advertencia, aunque vuelve a mencionar a los sacerdotes y a todo el pueblo en general (1), se centra en los dirigentes de la casa real, el rey y sus ministros, pues el extravío del pueblo depende de ellos en gran medida. Los sitios geográficos mencionados dejan ver la propagación del extravío de Israel, extravío que recibe el nombre de fornicación (3s), entendida como el rechazo a mantener unas relaciones rectas y sanas con Dios. La fornicación se traduce en arrogancia y maldad (5), actitudes que serán castigadas por Dios con el desprecio; lo buscarán con sus animales y sus sacrificios, pero no lo encontrarán (6), y esa desconexión con Dios facilitará a los extranjeros arrasar a Israel (7).


Oseas  5,8-15No valen las alianzas. El reino del norte cree ingenuamente que puede hacer frente a las amenazas de los asirios; el profeta se figura a Israel dando toque de guerra e invitando a Judá a la coalición contra Asiria. Sin embargo, quedará solo. La decisión de Dios es que Israel busque defenderse y asociarse con otros, pero no encuentre apoyo en nadie: ése es el castigo principal. El versículo 15 deja ver la actitud de Dios: esperará hasta que Israel se sienta «reo», es decir, hasta que se sienta culpable y responsable de los males que vive. Sólo así Dios se acordará de ellos.