II Macabeos 2 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 23 versitos |
1 En los documentos se lee que el profeta Jeremías mandó a los deportados recoger fuego, como queda dicho,
2 y que el profeta, al entregarles la ley, les recomendó que no olvidaran los preceptos del Señor ni se extraviaran al ver estatuas de oro y plata revestidas de adornos.
3 Y con otros consejos similares los exhortaba a no alejar la ley de su corazón.
4 En este escrito se decía que el profeta, avisado por un oráculo, mandó que llevaran con él la tienda y el arca cuando marchó a la montaña donde Moisés había subido para contemplar la herencia de Dios.
5 Al llegar arriba, Jeremías encontró una especie de cueva; metió allí la tienda, el arca y el altar del incienso, y cerró la entrada.
6 Algunos de sus acompañantes fueron después a marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo.
7 Cuando lo supo Jeremías, los reprendió diciendo: Ese sitio quedará desconocido hasta que Dios tenga misericordia de su pueblo y lo reúna.
8 Entonces el Señor mostrará de nuevo esos objetos, y se verá la gloria del Señor y la nube, como apareció en tiempo de Moisés, y cuando Salomón oró para que el lugar santo quedara consagrado solemnemente.
9 También se contaba cómo Salomón, con su sabiduría, ofreció el sacrificio de la dedicación e inauguración del templo.
10 Así como Moisés suplicó al Señor y bajó fuego del cielo que consumió el sacrificio, también suplicó Salomón, y bajó fuego que devoró los holocaustos.
11 Moisés dijo: La víctima ofrecida por el pecado ha sido devorada por no haberla comido.
12 Salomón celebró los ocho días siguiendo un ceremonial parecido.
13 También se cuenta eso en las actas y en las memorias de Nehemías, donde se relataba, además, cómo éste fundó una biblioteca en la que reunió los libros que tratan de los reyes, los escritos de los Profetas y de David, y las cartas reales sobre donaciones.
14 De forma parecida reunió Judas todos los libros dispersos a causa de la guerra que hemos padecido, los cuales están ahora en nuestro poder.
15 Si ustedes necesitan alguno de estos escritos manden a alguien que los venga a buscar.
16 Así que, próximos ya a la fiesta de la Purificación, les escribimos para que también ustedes hagan lo posible por celebrar estos días.
17 Y el Dios que ha salvado a todo su pueblo y ha devuelto a todos la herencia, el reino, el sacerdocio y la santificación,
18 como lo había prometido por la ley, ese mismo Dios – así lo esperamos– se apiade pronto de nosotros y nos reúna en el lugar santo desde todas las regiones de la tierra, ya que nos libró de grandes males y purificó el lugar santo.
19

Prólogo

Jasón de Cirene dejó escrita en cinco libros la historia de Judas Macabeo y sus hermanos, la purificación del gran templo y la dedicación del altar,
20 las guerras contra Antíoco Epífanes y su hijo Eupátor,
21 las apariciones celestiales en favor de los bravos combatientes por el judaísmo, que, aunque pocos, llegaron a saquear todo el país y perseguir a las hordas bárbaras,
22 a recuperar el templo famoso en todo el mundo, liberar la ciudad, restablecer las leyes que estaban a punto de ser abolidas – gracias a que el Señor fue compasivo y benévolo con ellos– . Nosotros vamos a intentar resumirlo en un solo volumen.
23 Viendo la cantidad de cifras, y la dificultad que encuentran, por la amplitud de la materia, los que quieren internarse en las narraciones históricas,

25 hemos procurado ofrecer entretenimiento a los que se contentan con una simple lectura, facilitar a los estudiosos el trabajo de retener datos de memoria y ser útiles a los lectores en general.

26 Para quienes hemos emprendido la penosa tarea de hacer este resumen no ha sido un trabajo fácil, sino de sudores y vigilias,

27 como no es fácil el trabajo del que organiza un banquete, que tiene que atender al gusto de los demás. Para merecer también nosotros la gratitud de muchos, soportamos con gusto esta fatiga,

28 y dejando al historiador el examen detallado de cada hecho, nos esforzaremos por seguir las normas de un resumen;

29 porque a nosotros nos pasa, creo yo, lo que al arquitecto de un edificio nuevo: debe proyectar el conjunto de la obra, mientras que el decorador y el pintor sólo tienen que atender a lo necesario para la ornamentación.

30 Al historiador principal le toca meterse a fondo en los sucesos, explayarse en ellos, estudiar críticamente todos sus pormenores;

31 en cambio, al que hace una adaptación se le permite hacer una síntesis de la obra, renunciando a hacer una exposición completa de los hechos.

32 Esto supuesto, comencemos ya la narración, poniendo punto final a este prólogo. Porque sería una simpleza alargar el prólogo y abreviar la historia.

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Introducción a II Macabeos

2 MACABEOS

¿Un libro histórico? No estamos ante una historia en sentido clásico, sino más bien ante la transformación de datos reales en una especie de parábola o símbolo, desarrollado sobre un esquema que se podría resumir así: un Reino de Dios en la tierra, del que forman parte un pueblo de escogidos, y los demás quedan fuera. Los de dentro están ligados a su Dios, que es su verdadero rey: si no lo obedecen son escarmentados; si le son fieles participan de los bienes de esta vida y de una vida después de la muerte. Hay una comunidad entre los ciudadanos vivos y muertos: algunos difuntos viven más allá e interceden por los que viven acá; algunos mueren con culpas que los vivos pueden expiar con oraciones y sacrificios.
Todo era bello y pacífico bajo Onías; pero por el pecado de algunos judíos el Señor se encoleriza y castiga a su pueblo, culminando en el martirio de Eleazar y de los siete hermanos con su madre. Este momento es como una expiación: el Señor pasa de la cólera a la misericordia, y los acontecimientos, incluso los más adversos, se vuelven triunfalmente a favor de los judíos.
Los de fuera, o sencillamente no entran en la representación, o son extras que contemplan, o son ejecutores providenciales de un escarmiento, o son agresores que sufren un castigo ejemplar.

Estilo literario.
El autor dice en el prólogo que su tarea no ha sido fácil, y da a entender en el epílogo que ha quedado satisfecho de su trabajo y espera que les guste a los lectores. ¿Es cierto? ¿Ha conseguido el libro agradarnos a nosotros, como quizás agradó a sus contemporáneos? Hay en el libro una serie de cosas que nos desagradan: el recurso a las apariciones crea la impresión de un «deus ex machina» para los momentos de crisis; las mismas apariciones resultan de una magnificencia infantil; la tendencia a exagerar y esquematizar; el estilo hinchado y retorcido; el patetismo teatral; el placer de contar y multiplicar las bajas enemigas. Algo así sería nuestro libro en clave narrativa.
Leyendo el libro podríamos pensar en un auto sacramental barroco con mucho de tramoya y aparato escénico. El público tiene que quedar prendido en la intensidad de la pasión o de su expresión. Los personajes son más bien símbolos; el tiempo se concentra en los momentos dramáticos; los diálogos, como el de la madre de los Macabeos y sus hijos frente al tirano, están compuestos de cara a un público. También adquieren valor escénico las intervenciones corales de la multitud anónima, creando un clima e induciendo el contagio de los espectadores.
Para disculpar semejantes impresiones algunos apelan a la historia literaria: el libro es producto de su época. Pero la respuesta no basta; tener valor de documento no es tener valor literario. Además, la época no justifica el valor de sus libros, sino que los libros recomiendan o condenan una época literaria. Si lo típico de aquella época eran semejantes producciones, la época no es un momento estelar de la literatura. La obra puede ser objeto de estudio, no de disfrute.

Mensaje religioso. A favor del libro están algunas enseñanzas importantes: la fe en la resurrección, justificada por el poder creativo de Dios; la valentía de los mártires sin distinción de edad; el templo como tesoro de limosnas para los pobres; la protección divina como respuesta a la oración confiada; el triunfo del bien sobre el poder tiránico y su violencia. Son valores que fácilmente se entresacan del libro y se imprimen favorablemente en la memoria.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Macabeos 2,1-8Esta sección tampoco se encuentra en el libro canónico del profeta Jeremías. Probablemente es una leyenda que le permite insistir en guardar la Ley, evitar la idolatría, e introducir en el Templo, además del fuego, otros objetos sagrados: la tienda, el Arca y el altar del incienso.


II Macabeos 2,9-12Esta sección recuerda la primera dedicación del Templo a través de un sacrificio ofrecido por Salomón (2Cr_7:1), cuya eficacia es comparado con los sacrificios ofrecidos por Moisés (Lev_9:24; Lev_10:16-20). El autor intenta con estos recuerdos legitimar la actual fiesta de la Dedicación uniéndola a la figura de Moisés y a la primera fiesta de la Dedicación realizada por Salomón (1Re_8:65s). Hay que decir que la ceremonia realizada por Salomón sigue el esquema de la fiesta de las Chozas según Lev_23:33-39.
II Macabeos 2,13-15Esta sección menciona a la Biblioteca de Nehemías. Muchos de sus textos se perderán con el tiempo, otros serán conservados, usados y considerados por el pueblo como inspirados por Dios.
II Macabeos 2,16-18Los hermanos de la diáspora que se unan a la fiesta de la Purificación en la fecha y a la manera como se celebra en el Templo de Jerusalén, participarán de la salvación, la herencia, el reino, el sacerdocio y la santificación prometida por Dios. La intención de centralizar la liturgia deslegitimando las que se celebran en la periferia, ayudan a la unidad, pero al mismo tiempo atenta contra los esfuerzos por inculturar el proyecto de Dios. No podemos confundir la unidad con la uniformidad de la Iglesia.
II Macabeos 2,19-32Prólogo. El autor expone aquí los objetivos y el plan de su obra, que abaca el período del 176-175 a.C. al 161 a.C. año en que muere Nicanor. Estos 15 años de historia se desarrollan en los gobiernos de Seleuco IV (187-175 a.C.) y Demetrio I (161-150). Jasón fue un famoso historiador de la diáspora. De su obra escrita en cinco volúmenes no sabemos nada, aparte del testimonio en este libro. Cirene era una colonia griega ubicada en la costa mediterránea de Egipto, con bastante población judía. Los temas principales de la obra son las claves del Segundo libro de los Macabeos: 1. Idealizar la figura de Judas Macabeo vencedor de los reyes antíocos. 2. La centralidad del Templo y de la ciudad de Jerusalén en la vida del pueblo. 3. Los seres celestiales como aliados del movimiento macabeo. 4. Restablecer la Ley. Al presentar su obra como un epítome -versión resumida-, el autor se disculpa ante sus lectores por la ausencia de precisiones y detalles, más propio de los historiadores. Por primera vez aparece la expresión «judaísmo» (2,21) como estilo de vida religioso y cultural en oposición a la cultura helenista.