Eclesiástico 40 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 18 versitos |
1

La condición humana

Dios ha asignado una penosa tarea
y un yugo pesado a los hijos de Adán,
desde que salen del vientre materno
hasta que vuelven a la madre de los vivientes:
2 preocupaciones, temor de corazón
y la espera angustiosa del día de la muerte.
3 Desde el que ocupa un trono elevado
hasta el que se sienta en el polvo y la ceniza;
4 desde el que lleva vestidos reales y corona
hasta el que se envuelve en un humilde manto:
5 ¡cuánto afán y ansiedad y temor,
miedo a la muerte, resentimiento, peleas!
Y cuando se echa a descansar en la cama,
el sueño nocturno lo turba:
6 descansa un momento, apenas un instante,
y lo agitan las pesadillas;
aterrorizado por las visiones de su fantasía,
como quien escapa huyendo del que lo persigue;
7 y cuando se ve libre, se despierta
sorprendido de que su terror no tenía objeto.
8 Esto sucede a los vivientes, hombres y animales,
y siete veces más a los pecadores:
9 peste y asesinatos, rivalidad y puñales,
ruina y desastre, hambre y muerte.
10 Para el malvado fue creada la desgracia,
por su culpa no se aleja la destrucción.
11 Lo que viene de la tierra vuelve a la tierra,
lo que viene del cielo vuelve al cielo.
12 Soborno e injusticia pasarán,
la verdad dura para siempre:
13 la ganancia del malvado se seca como torrente,
como río crecido por lluvia de tormenta;
14 al crecer arrastra rocas
pero en un instante todo se acaba.
15 El malvado no echará brotes,
el impío echa raíces en el saliente de una roca.
16 Como juncos a la orilla de un torrente,
que se secan antes de que llueva.
17 Pero la misericordia no desaparece jamás,
la limosna dura para siempre.
18

Mejor que los dos

Dulce es la vida del que se basta a sí mismo y del que trabaja:
pero mejor aún es encontrar un tesoro.

19 Los hijos y una ciudad perpetúan el nombre:
pero mejor aún es hallar la sabiduría.
Los hijos y una plantación hacen florecer el nombre:
pero mejor aún es una esposa enamorada.

20 El vino y el licor alegran el corazón:
pero mejor aún es gozar del amor.

21 La flauta y la cítara armonizan el canto:
pero mejor aún es una lengua sincera.

22 Belleza y hermosura atraen los ojos:
pero mejor aún es un campo que verdea.

23 Amigo y compañero ayudan en la ocasión:
pero mejor aún es una mujer prudente.

24 Hermano y protector salvan del peligro:
pero mejor aún salva la limosna.

25 Oro y plata dan firmeza a los pies:
pero mejor aún es un buen consejo.

26 Riqueza y poder alegran el corazón:
pero mejor aún es el respeto a Dios.
A quien respeta a Dios nada le falta:
ni tiene que buscar apoyo.

27 El respeto a Dios es paraíso de bendiciones
y protege más que cualquier gloria.


Vivir de limosna

Hijo mío, no vivas de limosna,
más vale morir que andar mendigando;

29 el que está pendiente de mesa ajena
ha de contar que no vive;
comida mendigada es deshonrosa
y le sienta mal al hombre sensato;

30 el hambriento pide con dulzura,
pero por dentro se requema con fuego.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 40,1-17La condición humana. Encontramos una descripción bastante sombría y pesimista de lo que es en términos muy amplios la condición humana: fatiga, trabajo, esfuerzo, lucha durante el día, y de noche, una especie de tormento cuando viene el sueño, y una angustiosa espera de la muerte. Pareciera que hay un acento de angustia y de sin sentido de la vida por parte del autor. Sólo le consuela una cosa, esta angustia, esta desazón, es siete veces peor para el pecador (8). Nótese que a pesar de todo, todavía no hay una perspectiva que apunte al concepto de vida eterna. El autor refleja una cierta resignación, todo esto hay que soportarlo como designio y voluntad de Dios para regresar de nuevo al vientre de la madre de los vivientes (1), la tierra.


Eclesiástico 40,18-27Mejor que los dos. Éste es un proverbio numérico muy raramente usado en la literatura sapiencial. Plantea la bondad y ventajas de un par de cosas a las cuales antepone una mejor. En todo caso es una técnica más para enseñar y aprender sabiduría.
Eclesiástico 40,28-30Vivir de limosna. Vivir o no vivir de limosna desafortunadamente no es algo que dependa de uno mismo, puede ser que haya excepciones, pero en términos generales todo hombre y toda mujer aspiramos a vivir del fruto de nuestro trabajo, el no poder hacerlo es ya el producto de una sociedad injusta y del injusto reparto de los bienes creados, de la injusticia en la organización política y económica de nuestras sociedades. Más afrentoso que para el que tiene que pedir limosna debería ser para el acaparador y el codicioso los millones de limosneros e indigentes que vagan por nuestras ciudades, ¿hasta cuándo?