Lucas 11 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 54 versitos |
1

La oración: el Padrenuestro
Mt 6,9-15

Una vez estaba en un lugar orando. Cuando terminó, uno de los discípulos le pidió:
– Señor, enséñanos a orar como Juan enseñó a sus discípulos.
2 Jesús les contestó:
– Cuando oren, digan:
Padre,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino;
3 el pan nuestro de cada día
danos hoy;
4 perdona nuestros pecados
como también
nosotros perdonamos
a todos los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación.
5 Y les añadió:
– Supongamos que uno tiene un amigo que acude a él a media noche y le pide: Amigo, préstame tres panes,
6 que ha llegado de viaje un amigo mío y no tengo qué ofrecerle.
7 El otro desde dentro le responde: No me vengas con molestias; estamos acostados yo y mis niños; no puedo levantarme a dártelo.
8 Les digo que, si no se levanta a dárselo por amistad, se levantará a darle cuanto necesita para que deje de molestarlo.
9

Mt 7,7-11

Y yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá,
10 porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre.
11 ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? O, si le pide pescado, ¿le dará en vez de pescado una culebra?
12 O, si pide un huevo, ¿le dará un escorpión?
13 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
14

Jesús y Satanás
Mt 12,22-30; Mc 3,20-27

Estaba echando un demonio [que era] mudo. Cuando salió el demonio, habló el mudo; y la multitud se admiró.
15 Pero algunos dijeron:
– Expulsa los demonios con el poder de Belcebú, jefe de los demonios.
16 Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.
17 Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
– Un reino dividido internamente va a la ruina y se derrumba casa tras casa.
18 Si Satanás está dividido internamente, ¿cómo se mantendrá su reino? Porque ustedes dicen que yo expulso los demonios con el poder de Belcebú.
19 Si yo expulso los demonios con el poder de Belcebú, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso ellos los juzgarán.
20 Pero si [yo] expulso los demonios con el dedo de Dios, es que ha llegado a ustedes el reino de Dios.
21 Mientras un hombre fuerte y armado guarda su casa, todo lo que posee está seguro.
22 Pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte sus bienes.
23 El que no está conmigo está contra mí. El que no recoge conmigo desparrama.
24

Mt 12,43-48

Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, recorre lugares áridos buscando descanso, y no lo encuentra. [Entonces] dice: Volveré a mi casa, de donde salí.
25 Al volver, la encuentra barrida y arreglada.
26 Entonces va, toma consigo otros siete espíritus peores que él, y se meten a habitar allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el comienzo.
27 Cuando decía esto, una mujer de la multitud alzó la voz y dijo:
–¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!
28 Él replicó:
–¡Dichosos, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!
29

La señal de Jonás
Mt 12,38-42; Mc 8,12

La multitud se aglomeraba y él se puso a decirles:
– Esta generación es malvada: reclama una señal, y no se le concederá más señal que la de Jonás.
30 Como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
31 El día del juicio la reina del sur se alzará contra esta generación y la condenará; porque ella vino del extremo de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y aquí hay alguien mayor que Salomón.
32 El día del juicio los ninivitas se alzarán contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mayor que Jonás.
33

Luz y tinieblas
Mt 5,15; Mc 4,21

No se enciende una lámpara para tenerla escondida [o bajo un cajón], sino que se pone en el candelero para que los que entran vean la luz.
34

Mt 6,22s

La lámpara del cuerpo es el ojo: si tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si está enfermo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad.
35 Procura que la luz que hay en ti no se oscurezca.
36 Si el cuerpo entero está en la luz, sin nada de sombra, tendrá tanta luz, como cuando una lámpara te ilumina con su resplandor.
37

Invectiva contra los fariseos y los doctores de la Ley
Mt 23,1-36; Mc 12,38-40

Mientras hablaba, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
38 El fariseo, que lo vio, se extrañó que no se lavase antes de comer.
39 Pero el Señor le dijo:
– Ustedes los fariseos limpian por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de robos y malicia.
40 ¡Insensatos! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?
41 Den, más bien, como limosna lo que tienen y todo será puro.
42 ¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de verduras y descuidan la justicia y el amor de Dios! Eso es lo que hay que observar sin descuidar lo otro.
43 ¡Ay de ustedes, fariseos, que buscan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos por la calle!
44 ¡Ay de ustedes, porque son como sepulcros sin señalar, que los hombres pisan sin darse cuenta!
45 Un doctor de la ley tomó la palabra y le contestó:
– Maestro, al decir eso, nos ofendes.
46 Jesús contestó:
–¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, que imponen a los hombres cargas insoportables pero ustedes ni siquiera mueven un dedo para llevarlas!
47 ¡Ay de ustedes que construyen mausoleos a los profetas a quienes sus propios padres han asesinado!
48 Así se convierten en testigos y cómplices de lo que hicieron sus padres; porque ellos los mataron y ustedes construyen los mausoleos.
49 Por eso dice la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los matarán y perseguirán.
50 Así se pedirá cuenta a esta generación de toda la sangre de profetas derramada desde la creación del mundo:
51 desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, asesinado entre el altar y el santuario, sí, les aseguro que a esta generación, se le pedirán cuentas de todo esto.
52 ¡Ay de ustedes, doctores de la ley, que se han quedado con la llave del saber: ustedes no han entrado y se lo impiden a los que quieren entrar!
53 Cuando salió de allí, los letrados y los fariseos se pusieron a atacarlo violentamente y a hacerle preguntas malintencionadas.
54 Le acosaban para ver si lo atrapaban en alguna palabra salida de su boca.

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Introducción a Lucas

Lucas

Contexto histórico. La obra de Lucas nos sitúa en la segunda generación cristiana. Los cristianos se van asentando y expandiendo cada vez más dentro del mundo romano, aunque son vistos frecuentemente con recelo y sospecha. Urge, pues, presentar el ideal cristiano como un ideal apto e inofensivo para la sociedad romana, como una práctica religiosa que puede subvertir el mundo no con la violencia de las armas ni de las guerras, sino con la fuerza del Espíritu que ya está actuando y que va convirtiendo muchos corazones al Señor Jesús. Por otro lado, en la medida que se radicaliza la ruptura entre la Iglesia cristiana y la Sinagoga judía, va surgiendo en las comunidades cristianas cierto rechazo a la historia de salvación precedente, y es necesario resaltar que une el cristianismo con el judaísmo. Este es, quizás, el contexto en que Lucas escribe su evangelio.

Destinatarios.
Por los datos que nos brinda el evangelio, se trataría de una comunidad de cristianos mayoritariamente de origen pagano y geográficamente distante de Palestina. Ella estaría llamada a ser testigo del plan liberador de Dios en el mundo, plan liberador que difiere en todo al plan del imperio, pues no se basa en las armas, sino en el poder de Dios que actúa en la Iglesia. Plan que ya estaba presente en la historia a través de los profetas del Antiguo Testamento y que ahora por medio del Espíritu de Jesús se va realizando en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

Autor, fecha y lugar de composición.
La tradición lo ha titulado «según san Lucas», dando así su autoría al «médico querido» de Pablo ( Col_4:14 ), que también aparece en Flm_1:24 . En cuanto a la fecha de su composición, el autor tiene noticia de la destrucción de Jerusalén (año 70), pero no de la persecución de Domiciano (año 90-95), y también parece vivir el rechazo oficial de la sinagoga a los cristianos (entre el año 85 y 90); por eso muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar de su composición hay mucha conjetura. La tradición habla tanto de Cesarea, Alejandría como del sur de Grecia, entre otros lugares.

Un evangelio que forma parte de una gran obra singular.
A pesar de su fuerte dependencia de Marcos y del hipotético documento Q, Lucas presenta un evangelio muy peculiar que le distingue notablemente de los demás.
Parte de un plan más amplio
. . Constituye la primera parte de una obra mayor que continúa con los Hechos de los Apóstoles, y ocupa una posición intermedia en el gran arco de la historia de la salvación, que comprende: el tiempo de las promesas del Antiguo Testamento; el tiempo de Jesús, realización de las promesas del Antiguo Testamento; y el tiempo de la Iglesia, el tiempo de la acción del Espíritu Santo. La conexión entre estos «tres tiempos» de la historia de la salvación es esencial para conocer la misión de Jesús tal como nos la presenta Lucas en su evangelio. Los personajes de la infancia, especialmente Simeón, encarnan esa tensión entre el pasado y el momento culminante que ha llegado. No menos importante es la continuación de la obra de Jesús: la expansión de la Iglesia. Como el Antiguo Testamento profetiza y prefigura a Jesús, así Jesús profetiza y prefigura la misión de los apóstoles. Los forma a su lado, los instruye, los previene, les da su Espíritu. Después, al contar sus «Hechos», Lucas se complace en establecer paralelos, en ver en esos pioneros de la primera evangelización el modelo de Jesús que sigue presente y actuando en su Iglesia y en el mundo.
Visión histórica.
Lucas se presenta como un historiador al mejor estilo griego: cuidadoso en consultar sus fuentes y exponer los hechos. Sabe recoger y ordenar los datos de los acontecimientos que le interesa narrar. Sin dejar de proclamar la fe, intenta hacer una obra de historiador. Entrelaza su relato con fechas de la historiografía secular, colocando así la misión de Jesús en el amplio marco de los acontecimientos del imperio. En su evangelio una comunidad de creyentes, autónoma y consolidada vuelve la mirada hacia sus orígenes, hacia la vida de Jesús, desde sus inicios hasta su ascensión al cielo. Y a la vez, una comunidad, sanada ya de aguardar una parusía inminente, toma conciencia de su ser y de su vocación histórica en el seno de la ordenación política y cultural de su tiempo.

Jerusalén
. Es el centro geográfico y teológico de su obra. Allí comienza y concluye el itinerario de Jesús. De allí arranca la evangelización, en alas del Espíritu, hasta el confín del mundo.

Jesús, movido por el Espíritu, anuncia la liberación. Los «tres tiempos» de la historia de la salvación se mueven en Lucas a impulso del Espíritu Santo. Es Él el que inspira y guía a los profetas y las profetisas del Antiguo Testamento hasta sus dos últimos representantes, Simeón y Ana ( Col_2:25-38 ). Es Él el que desciende plena y definitivamente sobre Jesús de Nazaret ( Col_3:21 s). Y es Él el que, siendo ya el Espíritu del resucitado, inaugura el tiempo de la Iglesia en Pentecostés, llevando la palabra de vida y liberación del Evangelio hasta los confines del mundo y hasta el final de los tiempos. El tema dominante de su evangelio arranca de la escena programática en la que Jesús, movido por el Espíritu, da inicio a su ministerio: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres... la libertad a los cautivos... a los oprimidos... para proclamar el año de gracia del Señor» ( Col_4:18 s). Después vendrá el viaje ascencional hacia Jerusalén ( Col_9:51 ), que llevará a Jesús junto a sus discípulos hacia la cruz, hacia el cielo.
Por el camino va derramando la misericordia y el perdón, acogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados y ayudando a los pobres y necesitados. Su predicación se abre a los paganos -incluso procura dejar bien parados a varios personajes romanos-, a la vez que registra una creciente oposición de las autoridades judías. Las mujeres, minusvaloradas y despreciadas en su cultura, desempeñan un papel sobresaliente en su ministerio. Como fruto de la liberación, va dejando tras de sí una estela de gozo y de alegría. El Espíritu comienza a actuar, preparando su acción dominante en los Hechos.
Con otra escena programática cierra Lucas su evangelio: Jesús resucitado, en viaje hacia Emaús, propone la clave pascual del cumplimiento de la profecía y la sella con una eucaristía ( Col_24:13-35 ).

Sinopsis. Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de Juan y de Jesús (1s). Continúa con el bautismo y las tentaciones ( Col_3:1-4 , 13). El ministerio en Galilea se abre con la fuerza del Espíritu ( Col_4:14 ) y se cierra con el poder del nombre de Jesús actuando más allá del círculo de sus discípulos ( Col_9:49 s). Sigue el gran viaje a Jerusalén como cuadro narrativo (,28) y concluye toda la obra en esta ciudad: confrontación, pasión, muerte, resurrección y ascensión (,53).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Lucas 11,1-13La oración: el Padrenuestro. Lucas nos transmite una tradición sobre el Padrenuestro más breve que la de Mateo (Mat_6:9-13), quien la inserta en el Sermón del monte; Lucas la incluye en esta sección del camino de Jesús hacia Jerusalén porque, en definitiva, lo que Jesús enseña aquí sobre la forma de orar es un camino, un proyecto que empeña toda la vida del cristiano, no una fórmula propiamente. En estas breves sentencias, Jesús sintetiza el proyecto de vida suyo y el de su discípulo, un proyecto que gira en torno a dos realidades o polos: 1. Dios, cuyo nombre hemos de santificar con nuestras obras y palabras, y su reino, cuyo advenimiento hemos de preparar también con nuestras obras, con nuestro cambio de mentalidad para poder que se vea y se sienta realmente entre nosotros. 2. El prójimo, con y por quien nos comprometemos a luchar por la justicia para que todo lo que Dios ha creado, los bienes de la creación, los bienes materiales e inmateriales, los de la cultura, la ciencia y la tecnología, sean de verdad para todos, cada día. El prójimo, con quien pueden surgir roces, diferencias, enfrentamientos y contradicciones, pero cuyas relaciones tenemos que estar dispuestos a sanear a cada momento a través del perdón, porque también cada momento necesitamos del perdón de Dios.
Finalmente, es necesario que estemos muy atentos porque en este proyecto de vida cristiana que es el Padrenuestro la inconstancia, la fatiga, el desánimo, el no ver pronto los frutos del trabajo diario, la realidad de las fuerzas del egoísmo, la codicia y el mal que con tanta facilidad destruyen los pequeños logros que se van alcanzando, son una tentación constante para abandonarlo todo. Desde ahí una y otra vez, con mucha facilidad se pasa a lo que en definitiva se pasó: convertir el proyecto de vida del Padrenuestro en una fórmula que se repite, pero que no transforma ni toca para nada ni el interior del creyente, ni la realidad que nos rodea. La constancia, la perseverancia y sobre todo la convicción de las cosas infinitamente buenas que se lograrán con esta propuesta de Jesús quedan ilustradas con la parábola del amigo inoportuno y con la garantía de Jesús de que Dios nunca dará nada que no sea útil y saludable para quienes se empeñan en vivir este proyecto.


Lucas 11,14-28Jesús y Satanás. La lógica de Jesús no tiene réplica por parte de sus adversarios que, como ocurre en todas las controversias, son reducidos al silencio; el momento y las circunstancias son idóneas para que Jesús deje claro ante Él, nadie puede permanecer neutral, o se le acepta y se le sigue radicalmente, o simplemente no se le acepta.
Lucas 11,29-32La señal de Jonás. Aquí se amplía y se ilustra mejor la respuesta de Jesús a quienes le pedían señales milagrosas (16); éstas no suscitan la fe, alimentan la curiosidad. Los signos o milagros de Jesús suponen una actitud de fe porque es sólo desde ella como el creyente puede descubrir y entender una acción divina; por eso Jesús llama perversa a «esta generación», a sus adversarios, que jamás podrán descubrir la acción divina en Jesús, en sus palabras y signos porque estando llenos de sí mismos no han dejado el mínimo espacio para Dios.
Lucas 11,33-36Luz y tinieblas. Concluye la anterior controversia con el símil de la luz, a cuya claridad los discípulos se deben examinar. La luz que pretenden irradiar los adversarios de Jesús es en realidad sombra y tinieblas, porque en lugar de proyectar al pueblo el consuelo, el amor y la misericordia de Dios Padre, lo que promueven es una imagen completamente distorsionada de Dios, una imagen construida por ellos mismos que, en lugar de ser liberadora, aliena cada vez más las conciencias.
Lucas 11,37-54Invectiva contra los fariseos y los doctores de la Ley - Contra la hipocresía. Jesús critica a los fariseos en un tono de amenaza: 1. El apego a las leyes de purificación externa, que Jesús denuncia como una manera de encubrir la podredumbre interior. 2. La puntualidad en el tributo sobre cosas tan mínimas como las hierbas aromáticas frente al descuido o la indiferencia por lo más importante: la limosna, la justicia y la generosidad. 3. Estas actitudes han hecho de los fariseos unos sepulcros sin señalización; a la hora de la verdad, «contaminan» a la gente. Jesús también denuncia a los escribas: 1. Los juristas junto con los fariseos, se ufanan de ser los «guardianes de la fe», pero en realidad lo que han hecho es imponer al pueblo pesadas cargas que ellos mismos ni pueden ni quieren mover. 2. Se creen mejores que los antiguos cuando en realidad son iguales o peores. 3. Con el conocimiento que tienen de la Ley y de la Escritura y su forma de interpretarla, ellos se han alejado del Dios vivo y verdadero y además, obstaculizan al pueblo el acceso a ese Dios. Con estas denuncias de Jesús, lo más obvio es que sus adversarios se mantuvieran en constante acecho para ver cómo acabar con Él (53).