Eclesiástico 18 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 25 versitos |
1 El que vive eternamente creó el universo:
2 el Señor es el único sin mancha, y no hay otro fuera de él.
3 Dirige el universo con la palma en la mano,
y todos cumplen su voluntad;
es rey universal y poderoso
que separa lo santo de lo profano.
4 Nadie es capaz de contar sus obras,
¿quién rastreará sus grandezas?
5 ¿Quién podrá medir su grandeza
y quién contará sus favores?
6 No es posible aumentar ni disminuir
ni se pueden rastrear sus maravillas;
7 cuando el hombre termina, está empezando,
y cuando se detiene, no sale de su asombro.
8 ¿Qué es el hombre, para qué sirve,
cuál es su bondad y su maldad?
9 Los días del hombre son contados,
y es mucho si llega a cien años;
10 una gota del mar, un grano de arena:
eso son mil años comparados con la eternidad.
11 Por eso el Señor tiene paciencia con ellos
y derrama sobre ellos su compasión.
12 Pues sabe muy bien que están inclinados al mal,
y por eso abunda su perdón.
13 El hombre se compadece de su prójimo;
el Señor, de todos los vivientes;
avisa, y educa, y enseña, y guía como pastor a su rebaño.
14 Se compadece de los que reciben la corrección
y de los que se esfuerzan por cumplir sus mandamientos.
15

Dar con amor

Hijo mío, cuando hagas un favor, no reprendas,
y cuando des limosna no ofendas con tus palabras:
16 el rocío alivia el calor,
así una buena palabra vale más que un regalo;
17 ¿no vale la palabra más que un regalo
cuando procede de un hombre caritativo?
18 El necio insulta sin caridad,
un regalo de mala gana hace llorar.
19

Prevenir

Antes de hablar, infórmate,
antes de caer enfermo, cuida tu salud;
20 antes de ser juzgado, examínate,
y a la hora de la cuenta te perdonarán;
21 antes de caer enfermo, humíllate,
y cuando peques, muestra arrepentimiento.
22 Nada te impida cumplir pronto una promesa,
no esperes hasta la muerte para cumplirla.
23 Antes de rezar, prepárate,
no imites a los que tientan al Señor.
24 Acuérdate del día final de la cólera, del momento de la venganza,
cuando ocultará su rostro.
25 En época de abundancia, acuérdate del hambre,
y cuando seas rico, de la pobreza y la necesidad;

26 de la noche a la mañana cambia la situación:
ante el Señor todo pasa en un instante.

27 Un hombre sabio siempre está prevenido;
cuando tienta el pecado, se abstiene de obrar mal.

28 Un hombre inteligente conoce la sabiduría
y alaba al que la alcanza.

29 También los expertos en hablar están instruidos
y derramando proverbios acertados.


Dominarse

Hijo mío, no sigas tus caprichos,
refrena tus deseos;

31 si cedes al placer de tus deseos,
tus enemigos se reirán de ti.

32 No le tomes gusto al lujo,
porque sus gastos te harán pobre.

33 No seas amigo de fiestas y borracheras
cuando tienes el bolsillo vacío.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 18,1-14Dios comprende y perdona. Esta constatación que hace Ben Sirá aunque aparentemente es tan obvia, no deja de ser importante: el hombre no es como Dios; Dios es el único grande y sin tacha, en su poder todo fue creado y todo se mantiene en Él. Por el contrario, el hombre es finito, sus días están contados, en cualquier momento puede caer y perderse completamente; todo esto lo comprende Dios y por eso no vacila un instante para acoger y perdonar a todo el que se vuelve a Él. Ahora, ¿se puede decir lo mismo del hombre? ¿Habrá comprendido el hombre que no es Dios? Parece que no siempre. Tantos períodos azarosos en la historia de la humanidad hasta el presente, marcados por la injusticia, el poder de dominio y la opresión política, económica y religiosa, dejan ver que aún no se asume que el hombre no es Dios. No hay nada más opresor y alienante que el dominio y la autoridad de quienes se creen dioses, ya sean dirigentes políticos y religiosos, pues son personas deshumanizadas que arrastran a multitudes a la deshumanización haciéndoles perder el sentido de la justa dimensión de las cosas. En pocas palabras, no hay peor autoridad que aquella que algunos pretenden ejercer en nombre de Dios.


Eclesiástico 18,15-18Dar con amor. Cuando las obras de caridad, llamadas en la teología tradicional, obras de misericordia, se cumplen por cumplir o por obligación o por aparentar, resultan deshonrosas y humillantes; ante todo debe primar el recto sentido de la misericordia y el criterio de la justicia.
Eclesiástico 18,19-29Prevenir. Una instrucción muy práctica para la vida, para que ésta sea más descomplicada y para que nada nos tome por sorpresa: saber prever las cosas, y esto se logra mediante la reflexión y la observación constante de la realidad que nos rodea; esto también es signo de sabiduría.
Eclesiástico 18,30-33Dominarse. La falta de autocontrol trae consecuencias muy negativas. El autocontrol, según Ben Sirá es necesario especialmente respecto de aquellos apetitos que de seguirlos, arruinan nuestra vida socio-económica: los lujos, los apetitos sexuales, la comida y la bebida. Hoy más que nunca conviene estar muy atentos respecto a estos mismos impulsos y apetitos pues con el actual desarrollo de la sociedad de consumo y su principal vehículo que son los medios masivos de comunicación, llevan a personas de toda condición social al consumo desmedido y a crearse un tal cúmulo de necesidades que poco a poco los va arruinando, lo cual obliga en la mayoría de los casos a relegar a otros niveles asuntos tan prioritarios como la salud, la educación, la vivienda...