Malaquías 2 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 17 versitos |
1 Y ahora les toca a ustedes, sacerdotes:
2 Si no me obedecen y no se proponen honrarme – dice el Señor Todopoderoso– les enviaré mi maldición; maldeciré sus bendiciones, las maldeciré porque no hacen caso.
3 Miren que les arranco el brazo y les arrojo basura a la cara; la basura de sus fiestas...
4 Entonces sabrán que yo les envié este mensaje, mientras duraba mi alianza con Leví – dice el Señor Todopoderoso– .
5 Mi alianza con él era de vida y paz; se la di, para que temiera, respetara y reverenciara mi nombre.
6 Una doctrina auténtica llevaba en la boca y en sus labios no se hallaba maldad; se portaba conmigo con integridad y rectitud y apartaba a muchos de la culpa.
7 Labios sacerdotales han de guardar el saber y en su boca se busca la doctrina, porque es mensajero del Señor Todopoderoso.
8 Pero ustedes se apartaron del camino, hicieron tropezar a muchos con su doctrina, y pervirtieron la alianza con Leví – dice el Señor Todopoderoso– .
9 Por eso yo los haré despreciables y viles ante todo el pueblo, por no haber seguido mis caminos y por no tratar a todos por igual cuando enseñan a la gente.
10

Justicia y lealtad

¿No tenemos todos un solo padre?, ¿no nos creó un mismo Dios?, ¿por qué uno traiciona a su hermano profanando la alianza de nuestros antepasados?
11 Judá traiciona, en Jerusalén se cometen acciones horribles; Judá ha profanado el santuario que el Señor ama y se ha casado con la hija de un dios extranjero.
12 El hombre que así proceda, quien quiera que sea, testigo o defensor, lo excluya el Señor de las tiendas de Jacob, de los que traen ofrendas al Señor Todopoderoso.
13 Y hacen otra cosa: cubren el altar del Señor de lágrimas, llantos y lamentos, porque no se fija en su ofrenda ni la acepta de sus manos.
14 Preguntan, ¿por qué sucede esto? – Porque el Señor es testigo de que has sido infiel a la mujer de tu juventud, aunque era compañera tuya, esposa de alianza.
15 ¿No los ha hecho él un solo ser de carne y espíritu? ¿Y qué busca este único ser? Una descendencia dada por Dios. Así que cuiden su espíritu para no ser infieles a la esposa de su juventud.
16 Porque el que aborrece y se divorcia – dice el Señor, Dios de Israel– cubre su vestido de violencia – dice el Señor Todopoderoso– , y no sean infieles.
17

Juicio de purificación

Con sus palabras cansan al Señor. Preguntan: ¿por qué lo cansamos? – Porque dicen que el que obra mal agrada al Señor y que él se complace en tales hombres, y añaden: ¿dónde está el Dios justo?

Patrocinio

 
 

Introducción a Malaquías

MALAQUÍAS

El profeta y su época. Malaquías aparece en la Biblia como el último de los profetas, pero lo que nosotros tomamos por nombre propio es sólo un simple título, que significa «Mensajero del Señor». Aparece en 3,1 y de ahí pasó a 1,1 para encabezar algunas profecías anónimas. El autor es desconocido. Por algunos indicios del texto conjeturamos que es del s. V a.C., antes de la reforma de Esdras y Nehemías, entre el 480 y el 450 a.C. El templo está reconstruido y el culto funciona (1,10.12s), sacerdotes y levitas están organizados (2,3-9).
Desanimado el pueblo al ver que las antiguas promesas siguen sin cumplirse, cae en la apatía religiosa y en la desconfianza. Duda del amor del Señor y de su interés por el pueblo, lo cual repercute en el culto y en la ética. Es la impresión que nos deja el breve libro; pero no sabemos si sus rasgos diseñan el cuadro completo.

Mensaje religioso.
En un estilo directo y amenazador se enfrenta con los sacerdotes y levitas que degradan el culto al Señor en el templo, con ofrendas miserables que delatan la falta de disposición interior y la falsa relación que mantenían con Dios. Al igual que Ageo y el Cronista, nuestro profeta ve en la purificación del culto del templo la fuerza espiritual que devolvería la identidad a un pueblo pobre y sometido, y adelantaría la futura restauración mesiánica.
Es en ese futuro mesiánico donde Malaquías, o una adición posterior, contempla un sacrificio puro ofrecido a Dios más allá de Jerusalén y de de su templo: «en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras, porque mi fama es grande en las naciones» (1,11). Los antiguos cristianos y el Concilio de Trento lo entendieron como una profecía del sacrificio eucarístico de Cristo.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Malaquías 2,1-9Delitos cúlticos. Malaquías vive una época muy distinta a aquélla que le toca vivir por ejemplo al Primer Isaías, donde se podía hablar del esplendor y la belleza en el templo y en el culto. Ahora las condiciones son de pobreza y de sencillez extremas. Con todo, el profeta no critica ni la pobreza ni la sencillez, lo que critica es la manera como se está pervirtiendo el culto. Una cosa es que haya pobreza y otra cosa es que ni los sacerdotes, ni el pueblo hagan las cosas como debe ser. La crítica de este pasaje va dirigida a los sacerdotes; de ellos depende que el pueblo viva un culto digno. Si ellos no propician esto, el pueblo rebaja también la calidad de dicho culto.
Nótese la manera cómo se acentúa el valor del culto y los sacrificios realizados fuera de Israel (1,11), para decir dos cosas: primera, que todos los cultos de todos los pueblos, en definitiva, corresponden al mismo y Único Dios -universalidad-; y segunda, que a lo mejor esas naciones de todo el mundo dan mayor gloria a Dios en sus cultos que el mismo Israel. Si las cosas no cambian, el Señor retirará de su presencia a sus sacerdotes y a toda actividad cultual porque en lugar de agradarlo, lo irritan con tanta falacia.


Malaquías 2,10-16Justicia y lealtad. Otras dos causas que descubre el profeta para agregar a su tesis de que Israel no ha correspondido al amor de Dios son el matrimonio mixto y el divorcio. La preocupación del profeta es que de nuevo comiencen a introducirse otras divinidades en Israel, pues al casarse con un extranjero o extranjera, había que reconocer también como propios los dioses del cónyuge no judío, dándoles el mismo valor que al Dios de Israel. Recuérdese la época tan delicada en que el profeta está ejerciendo su ministerio: estamos en plena época de restauración nacional, pero también restauración de la conciencia. Se recurre pues a la figura de Dios como padre de todos con miras a no «cambiar» de padre. Ahí es donde radica el problema de los matrimonios mixtos.
El otro aspecto es el del divorcio (13-16). El profeta fija la postura de Dios frente a la unión conyugal cuando afirma que «el Señor es testigo que has sido infiel a la mujer de tu juventud» (14). Se deduce que hay una tendencia al abuso respecto a la libertad de repudio, atributo exclusivo de los varones. El profeta, basándose en Gén_2:24, sanciona esta desviación tildándola de violenta (16), contraria a la intención de Dios en el momento de la creación.