Eclesiástico 21 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 18 versitos |
1

Pecado: consecuencias y remedio

Hijo mío, ¿has pecado? No lo repitas,
y reza por los pecados pasados;
2 huye del pecado como de la culebra: si te acercas, te morderá;
sus dientes son dientes de león que destrozan vidas humanas.
3 La injusticia es espada de dos filos
y su herida es insanable;
4 crueldad y delirio de grandeza destruyen la riqueza,
la casa del soberbio quedará desierta;
5 la súplica del pobre va de la boca a los oídos
y Dios le hace justicia enseguida.
6 Quien odia la corrección sigue las huellas del pecador,
quien teme al Señor se arrepiente de corazón.
7 Al charlatán se lo conoce desde lejos,
el sensato reconoce sus limitaciones.
8 El que construye su casa con dinero ajeno
recoge piedras para su mausoleo.
9 Una banda de malhechores es un montón de trapos
que termina en una llamarada.
10 El camino de los malvados está pavimentado,
pero desemboca en lo hondo del Abismo.
11 El que guarda la ley domina sus pensamientos,
respetar al Señor es el culmen de la sabiduría.
12

Necio y sabio

El que no es habilidoso no aprende,
pero hay una habilidad que produce amargura;
13 el saber del sabio es como una inundación,
su consejo es fuente de vida;
14 la mente del necio es vasija rota
que no retiene ningún conocimiento.
15 Cuando el inteligente oye una palabra sabia, la alaba y añade otra;
la oye el imbécil, se burla y no le presta atención.
16 La explicación del necio es fardo en el viaje,
los labios del prudente saben agradar;
17 la asamblea solicita el discurso del prudente
y reflexiona sobre sus palabras.
18 Casa en ruinas es la sabiduría del necio;
y el conocimiento del tonto, palabras incoherentes.

19 la instrucción es para el necio como cadenas en los pies,
como argolla en el brazo derecho;

21 la instrucción es para el inteligente joya de oro,
brazalete en el brazo derecho.

20 El necio ríe a carcajadas
el sabio apenas sonríe;

22 el pie del necio se precipita en la casa,
el hombre de experiencia se detiene con respeto;

23 el necio espía la casa desde la puerta,
el bien educado se queda fuera;

24 es mala educación pegar el oído a la puerta,
el sensato se moriría de vergüenza.

25 Los charlatanes hablan constantemente,
el prudente pesa sus palabras en la balanza;

26 el necio dice todo lo que piensa
el sabio piensa todo lo que dice.

27 Cuando el impío maldice a Satanás,
se maldice a sí mismo;

28 el que murmura se daña a sí mismo,
y lo detestan todos los vecinos.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 21,1-11Pecado: consecuencias y remedio. Una señal inequívoca de sabiduría es alejarse del pecado; antes de considerar los efectos del pecado, nótese que el texto nos da algunas pistas que nos permiten descubrir qué es lo que el autor entiende por pecado: la injusticia (3a.8); la crueldad y la arrogancia (3b); el desprecio a la corrección (6) y la fanfarronería (7). Estos males hay que evitarlos porque son altamente destructivos; son como una espada de doble filo, no sólo destruyen a quien cae en ellos, sino también dañan a sus semejantes. Concluye el pasaje con el consejo clave: guardar la Ley que permite dominar los pensamientos, y respetar al Señor como camino de la más perfecta sabiduría.


Eclesiástico 21,12-28Necio y sabio. Mediante una serie de contrastes fácilmente verificables, Ben Sirá pone en oposición lo que es un necio y lo que es un sabio. Estos contrastes tienen que ver especialmente con su manera de ser y de ver la vida (12-17). El necio es puesto en la misma línea del impío (27), del murmurador (28) y del holgazán (22,1s). Esta clase de personas hay que evitarlas como a una piedra que ha sido ensuciada.