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II Samuel 9,1-13Meribaal, acogido por David. El gesto de David es un acto de lealtad o fidelidad a un juramento (1Sa_20:11-17.42). Es también un gesto magnánimo para con la familia de su rival. Además es una sagaz medida política: trayendo a la corte al descendiente de Saúl, lo tiene vigilado y neutralizado. Ese favorecer tiene otro sentido especial: es una concesión que liga a Meribaal con el vínculo de lealtad. En Meribaal la «casa de Saúl» se prosterna y rinde homenaje al nuevo rey, cumpliendo el homenaje anticipado de Saúl y de Jonatán; expresamente se declara «siervo», que puede significar vasallo. David otorga las posesiones de familia, que se convierten ahora en don suyo (9). El honor de comer a la mesa real es un reconocimiento cotidiano de dependencia. Hubo un tiempo en que David comía a la mesa de Saúl (1 Sm 20). Si tenemos presente la promesa dinástica a la «casa de David», que acabamos de leer en el capítulo 7, sentiremos el contraste al oír nombrar cuatro veces a «la casa -familia- de Saúl»; como la primera se establece por la gracia de Dios, la segunda subsiste por la «gracia» de David.