Exodo  12 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 51 versitos |
1

Pascua
Lv 23,5-8; Nm 9,1-14; Dt 16,1-8; Jos 5,10

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés y a Aarón en Egipto:
2 – Este mes será para ustedes el principal, será para ustedes el primer mes del año.
3 Digan a toda la asamblea de Israel: El diez de este mes cada uno se conseguirá un cordero o un cabrito para su familia, uno por casa.
4 Si la familia es demasiado pequeña para terminarlo, que se junte con el vecino de casa; el animal se repartirá según el número de comensales y lo que coma cada uno.
5 Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
6 Lo guardarán hasta el día catorce del mes, y entonces toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer.
7 Con algo de la sangre rociarán el marco de la puerta de la casa donde lo coman.
8 Esa noche comerán la carne, asada a fuego, acompañada de pan sin fermentar y verduras amargas.
9 No comerán de ella nada crudo ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y entrañas.
10 No dejarán restos para la mañana siguiente, y si sobra algo, lo quemarán.
11 Y lo comerán así: ceñidos con el cinturón, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y lo comerán rápidamente, porque es la Pascua del Señor.
12 Esa noche atravesaré todo el territorio egipcio dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y daré un justo escarmiento a todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.
13 La sangre será su contraseña de ustedes en las casas donde estén: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no los tocará la plaga exterminadora cuando yo pase hiriendo a Egipto.
14 Este día será para ustedes memorable, en él celebrarán fiesta al Señor. Y lo harán de generación en generación como una ley perpetua.
15

Los Ázimos
Nm 9,11; 1 Cor 5,7s

– Durante siete días comerán panes sin levadura; el día primero harán desaparecer de sus casas toda levadura, porque el que coma algo fermentado será excluido de Israel. Así del primero al séptimo día.
16 El día primero hay asamblea litúrgica y también el día séptimo: en esos días no trabajarán; solamente prepararán lo que haga falta a cada uno para comer.
17 Ustedes celebrarán la fiesta de los Ázimos, porque en ese día sacó el Señor a sus escuadrones de Egipto. Harán fiesta ese día: esto es ley perpetua para todas sus generaciones.
18 Desde la tarde del día catorce del mes primero a la tarde del día veintiuno comerán panes sin levadura;
19 durante siete días no habrá levadura en sus casas, porque quien coma algo fermentado será excluido de la asamblea de Israel, sea forastero o nativo.
20 Por lo tanto no coman nada fermentado, dondequiera que ustedes vivan, coman panes sin levadura.
21

Órdenes de Moisés

Moisés llamó a todas las autoridades de Israel y les dijo:
– Elijan un cordero o un cabrito por familia y mátenlo para celebrar la pascua.
22 Tomen un manojo de ramas de hisopo, mójenlo en la sangre del plato y unten de sangre el marco de la puerta, y ninguno de ustedes salga por la puerta de casa hasta la mañana siguiente.
23 El Señor va a pasar hiriendo a Egipto, y cuando vea la sangre en el marco de la puerta, el Señor pasará de largo y no permitirá al exterminador entrar en sus casas para herir.
24 Cumplan este mandato del Señor: ésta es una ley perpetua para ustedes y sus hijos.
25 Y cuando entren en la tierra que el Señor les va a dar, según lo prometido, deberán seguir celebrando este rito.
26 Y cuando sus hijos les pregunten qué significa este rito,
27 les responderán: es el sacrificio de la Pascua del Señor. Él pasó en Egipto, junto a las casas de los israelitas, hiriendo a los egipcios y protegiendo nuestras casas.
28 El pueblo se inclinó en señal de adoración. Y los israelitas fueron y pusieron por obra lo que el Señor había mandado a Moisés y a Aarón.
29

Muerte de los primogénitos y salida de Israel
Sab 18,5-19; Sal 105,36-38

A medianoche, el Señor hirió de muerte a todos los primogénitos de Egipto: desde el primogénito del faraón que se sienta en el trono hasta el primogénito del preso encerrado en el calabozo, y los primogénitos de los animales.
30 Aún de noche, se levantó el faraón y su corte y todos los egipcios, y se oyó un clamor inmenso en todo Egipto, porque no había casa en que no hubiera un muerto.
31 El faraón llamó a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo:
– Levántense, salgan inmediatamente de en medio de mi pueblo, ustedes con todos los israelitas, vayan a ofrecer culto al Señor como lo habían pedido;
32 llévense también como querían las ovejas y las vacas y váyanse. Y rueguen a Dios por mí.
33 Los egipcios apuraban al pueblo para que saliese cuanto antes del país, porque temían morir todos.
34 El pueblo sacó la masa sin fermentar, la envolvió en mantas y se la cargó al hombro.
35 Además, los israelitas hicieron lo que Moisés les había mandado: pidieron a los egipcios utensilios de plata y oro y ropa;
36 el Señor hizo que se ganaran el favor de los egipcios, que les dieron lo que pedían. Así despojaron a Egipto.
37 Los israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños;
38 y les seguía una turba inmensa, con ovejas y vacas y enorme cantidad de ganado.
39 Como no habían tenido tiempo de preparar comida cocieron la masa que habían sacado de Egipto haciendo tortas de pan ázimo, ya que no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no podían detenerse y tampoco se llevaron provisiones.
40 La permanencia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años.
41 Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto los escuadrones del Señor.
42 El Señor veló aquella noche para sacarlos de Egipto: por eso será para los israelitas noche de vela por todas las generaciones.
43

Rito de la Pascua

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
–Éste es el rito de la Pascua. Ningún extranjero la comerá.
44 Los esclavos que te hayas comprado, circuncídalos y sólo entonces podrán comerla.
45 Ni el criado ni el jornalero la comerán.
46 Cada cordero se ha de comer dentro de una casa sin sacar afuera nada de la carne, y no le romperán ningún hueso.
47 La comunidad entera de Israel la celebrará.
48 Y si el emigrante que vive contigo quiere celebrar la Pascua del Señor, hará circuncidar a todos los varones, y sólo entonces podrá tomar parte en ella: será como el nacido en el país. Pero ningún incircunciso la comerá.
49 La misma ley vale para el nacido en el país y para el emigrante que vive con ustedes.
50 Así lo hicieron los israelitas: todo lo que el Señor había ordenado a Moisés y a Aarón lo cumplieron.
51 Y aquel mismo día el Señor sacó de Egipto a los israelitas, por escuadrones.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  12,1-14Pascua. La fijación de la fecha de la Pascua tal como quedó establecida en Israel es proyectada al pasado, a los momentos previos de la liberación de Egipto, para darle todo el carácter de mandamiento divino. Detrás del rito que se establece aquí y que obviamente se fue configurando con el correr del tiempo hay una antigua práctica de los pastores seminómadas que acostumbraban sacrificar un animal de sus ganados la víspera de su partida hacia nuevos pastos. Esta partida coincidía con el inicio de la primavera, momento quizá crítico para las hembras del ganado próximas a parir. La intención del sacrificio era, en palabras actuales, «encomendarse» a las divinidades de los lugares por donde atravesarían para llegar a buen fin. El rito lo formaba entonces el sacrificio del animal selecto, la acción de asar el animal y la cena acompañada de hojas amargas y con la vestimenta apropiada de quien va a iniciar un viaje: manto, sandalias y bastón. Seguramente, la comida se realizaba con rapidez, con la premura de quien va a partir. Finalmente, un rito muy importante: rociar con la sangre del animal sacrificado los palos o mástiles que servían de estructura a las tiendas. En campos semidesérticos donde la tierra no proporciona madera alguna era necesario transportar palos o mástiles. Esta aspersión tenía entonces el carácter de un exorcismo. Con ello se buscaba la protección divina sobre personas y animales. Los espíritus malos no podrían entrar en las tiendas previamente rociadas con la sangre. Aquí se cambia la aspersión de los palos por las jambas de las puertas, respetando así la ambientación del pueblo que se supone no vive en tiendas, sino en casas, bien sea en Egipto o ya en tierra cananea. La sangre juega aquí un papel muy importante, puesto que gracias a ella el «exterminador» -referencia a los antiguos malos espíritus- no tocará las familias que tienen sus puertas debidamente rociadas. El exterminador «saltó» esas casas. Ése podría ser uno de los sentidos etimológicos de «pesaj»: saltar, andar dando saltos.


Exodo  12,15-20Los Ázimos. La tradición religiosa de Israel unió en algún momento la fiesta de los Ázimos con la Pascua, dos festividades que obviamente no son originarias de Israel, sino de antiquísimas tribus seminómadas dedicadas al pastoreo -a lo que aludimos en 12,1-14- y de otras sedentarias dedicadas al cultivo del cereal que celebraban un antiguo rito al inicio de la nueva cosecha: tiraban todo lo que estuviera fermentado y consumían tortas ázimas, sin levadura, mientras se adquiría el nuevo fermento para la masa. La ocasión era jubilosa y de fiesta. En muchos lugares de nuestros pueblos se celebran las «fiestas de la cosecha», y ése era el sentido más primitivo. Pascua y Ázimos se unen en Israel adquiriendo un nuevo referente: la gesta liberadora del Señor a favor de su pueblo. Ambas fiestas involucraban en sus orígenes algún sentido religioso: liberar a personas y ganados de las malas influencias; por su parte, los agricultores esperaban que su próxima cosecha fuera también liberada de toda influencia negativa: sequías, ladrones, quemas, etc. En Israel, ambos sentidos se combinan en uno solo, se «teologizan»: Dios libró al pueblo del poder mortal y asesino del faraón.
Exodo  12,21-28Órdenes de Moisés. Continúan los preparativos para la Pascua y para la partida del país de la opresión. El acento principal de este pasaje está en la orden de untar el marco de las puertas con la sangre del animal sacrificado. Además, se insiste en que nadie se mueva de su casa, dado que esa noche pasará el exterminador, quien tendrá como única contraseña para dejar algo intacto la sangre en las casas de los israelitas. El evento de esa noche se repite año tras año en cada familia judía: el niño de la casa pregunta al mayor de todos: ¿Qué significa todo esto? (26). La respuesta es un memorial que revive y actualiza los acontecimientos de la liberación de Egipto. En nuestra celebración pascual de cada año celebramos también el acto liberador definitivo de Jesús y debería ser el momento de echar a andar y revisar ese proyecto liberador de Jesús.
Exodo  12,29-42Muerte de los primogénitos y salida de Israel. Aquí se retoma la interrumpida narración de 11,1-3 para dar paso a las prescripciones sobre la Pascua. Se resalta el clamor de los hebreos como en 3,7, donde el Señor intervenía al escuchar el clamor de los oprimidos; ahora, el clamor que se escucha por todo Egipto tiene como única respuesta la decisión del faraón de dejar salir, o mejor, expulsar a los israelitas, propiciándoles cuanto necesitan para su partida (35s). Se podría decir que se trata de una salida política que no implica la desaparición de la opresión faraónica. Ésta va a continuar todavía. Aquí hay una clave para entender este relato de la muerte de los primogénitos egipcios: El «primogénito» es desde la antigüedad más remota el símbolo de la posibilidad que tiene la vida -humana y animal- para prolongarse, para expandirse. Acabar con un primogénito supone eliminar la posibilidad de conservación y de multiplicación. Ahora bien, Egipto como símbolo de opresión y muerte es un sistema que no puede transmitir vida; él mismo ha ido acabando poco a poco con esa posibilidad. Por eso es un sistema que tiene que desaparecer, porque él mismo lleva dentro de sí las semillas no de la vida, sino de la muerte.
No es, por tanto, el Dios de la vida, de la justicia y de la libertad, el genuino Dios bíblico, quien se pone a la tarea de exterminar a los primogénitos. Los autores bíblicos ponen esta acción como realizada directamente por Dios porque para ellos la vida y la muerte, el bien y el mal, no tienen otro origen que Dios. La conciencia del pueblo va superando poco a poco, con el correr del tiempo, esta peligrosa ambigüedad. También nosotros debemos estar hoy en camino de superarla; el relato no nos puede confundir. Es necesario caer en la cuenta de la mentalidad de los redactores y, sobre todo, conocer un poco más sobre el proyecto liberador de Dios y sobre las condiciones históricas que hicieron de Egipto la antítesis de ese proyecto divino hasta convertirlo en la Biblia en símbolo del mal, de opresión y de muerte. Precisamente, el añadido con que termina esta escena (40-42) nos da idea del poder egipcio. No se trata de un dato cronológicamente exacto, sino de una cifra que intenta describir el largo período que sobrevivió el sistema egipcio; al mismo tiempo, transmite la finitud de un sistema que, como ya se dijo, tenía que desaparecer por llevar dentro de sí las semillas de la autodestrucción. Todo imperio, todo poder construido sobre la sangre y la vida y los derechos de los demás, se autodestruye. ¡Esperanza para hoy!
Exodo  12,43-51Rito de la Pascua. Encontramos aquí unas restricciones para la celebración de la Pascua. Estas restricciones, aunque aparecen en el contexto de la salida de Egipto, inmediatamente nos hacen caer en la cuenta que obedecen a otra época diferente, cuando Israel habitaba ya en tierra de Canaán, donde temporal o indefinidamente convivía con extranjeros y esclavos.
En el proceso de maduración de la conciencia de Israel se establece como necesario el respeto al don de la vida. Israel equipara dicho respeto con el querer de su Dios, según el cual todo primogénito debe ser rescatado. Israel convive con otras culturas y modos religiosos diversos en Canaán, donde sacrificar los primogénitos humanos era común. Con todo, Israel se rebela contra esa práctica y formula la alternativa del rescate para las personas, ordenada por el mismo Señor, pues toda vida le pertenece a Él.