Proverbios 14 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 35 versitos |
1 La sabiduría edifica su casa,
la necedad la arruina con sus manos.
2 El que procede rectamente respeta a Dios,
el de conducta torcida lo desprecia.
3 De la boca del necio brota la soberbia,
los labios del sabio son su defensa.
4 Donde no hay bueyes el establo está limpio,
pero la fuerza de un toro trae rica cosecha.
5 Un testigo fiel no miente,
un testigo falso respira mentiras.
6 El arrogante busca sabiduría y no la encuentra,
la ciencia es fácil para el inteligente.
7 Deja la compañía del necio,
pues no descubriste saber en sus labios.
8 Encontrar el camino es la sabiduría del prudente,
el engaño es locura de los necios.
9 Los necios se burlan de sus culpas,
los rectos gozan de favor.
10 Conoce el corazón su propia amargura
y no comparte su alegría con ningún extraño.
11 La casa del malvado se arruina,
la tienda del honrado prospera.
12 Hay un camino que parece recto,
y va a parar a la muerte.
13 También entre risas llora el corazón,
y la alegría termina en aflicción.
14 El insensato está satisfecho de su conducta,
el hombre bueno lo está de sus acciones.
15 El ingenuo se lo cree todo,
el sagaz se fija en sus pasos.
16 El sabio es cauteloso y se aparta del mal,
el necio se lanza confiado.
17 El impulsivo hace locuras,
el reflexivo sabe aguantar.
18 El ingenuo se adorna con necedad,
el sagaz se corona de saber.
19 Los malos se postrarán ante los buenos,
y los malvados, a la puerta del honrado.
20 El pobre es odioso aun a su compañero,
el rico tiene muchos amigos.
21 Quien desprecia a su prójimo, peca;
dichoso quien se apiada de los pobres.
22 ¿No se extravía el que busca hacer el mal?
El que busca hacer el bien, es objeto de amor y lealtad.
23 Toda fatiga trae su ganancia,
pero el charlar trae pobreza.
24 Corona de los sabios es la prudencia,
collar del insensato es la necedad.
25 El testigo fiel salva vidas,
el impostor respira mentiras.
26 Respetar al Señor es un refugio seguro
que servirá de defensa a los hijos.
27 Respetar al Señor es manantial de vida
que aparta de los lazos de la muerte.
28 Pueblo numeroso es honor del rey,
la falta de gente es ruina del príncipe.
29 El hombre paciente es rico en prudencia,
el impulsivo exalta su torpeza.
30 Un corazón pacífico es vida del cuerpo,
la envidia carcome los huesos.
31 Quien explota al necesitado ofende a su Hacedor,
quien se apiada del pobre, lo honra.
32 El malvado tropieza en su maldad,
el honrado se refugia en su integridad.
33 En corazón prudente habita la sabiduría,
aun en medio de necios se da a conocer.
34 La justicia hace prosperar a una nación,
el pecado es la ruina de los pueblos.
35 El rey favorece al ministro hábil,
descarga su ira sobre el indigno.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 14,1Comienza el capítulo haciendo referencia a la mujer sabia, cuyo influjo en el hogar es positivo. Tengamos en cuenta que se trata de una época en la cual la mujer estaba circunscrita al ámbito del hogar y sometida en todo sentido a su marido. Por mujer sabia se entendería aquí la que cumple su función correctamente, encerrada en casa y dedicada al servicio del marido y al cuidado de los hijos. Hoy debemos aceptar que la mujer también tiene funciones muy importantes que cumplir en la sociedad y que esa sabiduría femenina cubre mucho más que el simple recinto del hogar; con ella hay que contar para soñar con una nueva familia y con una nueva sociedad.


Proverbios 14,2-5La rectitud del ser humano se pone en relación directa con Dios: obrar rectamente es señal de respeto hacia Él. Pero inmediatamente se sigue que ese respeto a Dios tiene que pasar por la única mediación posible, que es el prójimo; si las relaciones con el prójimo -simbolizadas en la imagen del testigo fiel o testigo falso- son correctas, entonces la relación con Dios es correcta y respetuosa.
Proverbios 14,6-12El discernimiento es una de las vías más importantes e indispensables para ir alcanzando la sabiduría. La figura del «camino» se refiere aquí a ese proceso, tan útil y necesario para vivir bien. Elegir el buen camino, vivir honrada y dignamente, es o debe ser el ideal de toda persona.
Proverbios 14,13-19Se contraponen varios modos de ser y de vivir: el insensato y el bueno, el ingenioso y el sagaz; el juicioso y el necio; el de genio vivo y el reflexivo; el malvado y el bueno; todos «se satisfacen», comen y viven de lo que son. El ideal que se propone al discípulo de sabiduría es discernir el camino recto, adecuado. Hoy más que nunca se hace necesario presentar a la niñez y a la juventud -semillas de la sociedad futura- unas alternativas de vida basadas en propuestas pedagógicas fundadas a su vez en valores reales y alcanzables. No podemos ignorar los antivalores, sino más bien educar para enfrentarlos y superarlos, especialmente aquellos que surgen del comercio y el lucro económico y que con tanta frecuencia encontramos en los medios de comunicación masiva.
Proverbios 14,20-24Proverbio duro el versículo 20, pero por desgracia constatable en muchos ambientes. No hay que ignorar ni dejar de reconocer que la solidaridad y el compartir sencillo son mucho más visibles entre los pobres; aunque entre los mismos pobres también se dan situaciones inhumanas muy duras -basta echar una ojeada a los conflictos armados-. Los versículos siguientes son un llamado a saber encontrar en el pobre el camino de la rectitud y fidelidad a Dios. Se proclama dichoso, bienaventurado, a quien se apiada de los pobres (21, cfr. 14,31).
Proverbios 14,25-35De nuevo, el respeto al Señor es tenido como la garantía de una vida feliz, mas no únicamente para quien es respetuoso; su actitud se convierte en beneficio para otros, y el primer lugar donde se percibe este beneficio es el hogar, equiparable a un manantial de vida. Hay que recordar que el respeto del Señor está siempre mediatizado por el prójimo: no respeta al Señor quien explota a su prójimo (31), el que es envidioso (30), en fin, el que no practica la justicia.